Iván Ferreiro – Sobrevivir a la apariencia

Existen cantantes, o más bien cantautores, que la primera vez que oyes hablar de ellos, lo más seguro y probable es que sea a través de una amiga que destila pasión al hablar del susodicho, despertando por lo menos, aunque quieras disimularlo, un mínimo de curiosidad.

Esto es lo que me sucedió una noche de fiesta al oír hablar de Iván Ferreiro. Se trata de un compositor y cantante gallego, antiguo miembro de la banda «Los Piratas» (grupo «indie» cuando el propio concepto aún no existía y destacaban por no seguir el estilo musical predominante en la década de los 90 y mediados de los 2000) y que desde hace ya tiempo, posee una larga trayectoria en solitario.

Todo esto no lo sabía cuando escuché por primera vez hablar de él, solo era un nombre más, pero como buen curioso que soy, pedí que pusiera una canción suya. La que conoce todo el mundo es «Promesas que no valen nada» de los «Piratas», pero yo quería una que fuera de Iván Ferreiro, algo más aparte de lo que conoce todo el mundo. 

FASE REM

Entonces, tras pedir otra canción empezó a sonar «El dormilón» y ahí ya sí que recibí esa dosis necesaria para animarme a la crítica. Voy a ser sincero y no engañaros a vosotros, mis queridos lectores; no me gustó nada de nada, me pareció un estilo de canción aburrido y soso, con un estilo que podía hacerme bostezar allí mismo.

Pensé: «Menuda mustiedad de cantante, escucharle va a hacer que termine por dormirme como esto siga así». Mi opinión fue clara y concisa, no era capaz de entender como podía tener tantísimos seguidores. El hipsterismo reinante les había lavado el cerebro y quedaba muy cool decir que eras fan de Iván Ferreiro.

Tras bromear y vacilar bastante a la susodicha amiga que me descubrió la canción con que era fan del artista más aburrido y soso que había conocido, pensé que aquí terminaba todo mi interés por él.

CAPRICHOS DEL DESTINO

La vida no deja de sorprender en cada instante, y un día, al cotillear la playlist del móvil de mi ya mencionada y sufridora amiga, pude ver que estaba escuchando una canción titulada «Alien VS Predator». Un momento… un momento… ¿Quién ha sido el gran e ingenioso músico que ha sido capaz de ocurrírsele la genial y fantástica idea de titular una canción con semejante título? Tenía que ser un verdadero crack y friki de las películas y cómics, toda esa cultura que no esperarías ver en alguien que pretende ser profundo y trascendental.

Al preguntarle quien era el autor, su respuesta me dejó noqueado: «Es de tu querido Iván, el que taaanto te gusta». La leche, nunca lo hubiera pensado, ahí me había golpeado duro y me encontraba totalmente descolocado. Mi primera reacción fue de euforia, seguido de cierta decepción al escuchar la citada canción, ya que el título no tenía nada que ver con el tema en sí. Esperaba roturas de pecho, facehugger escurridizos, aliens babeantes y predators con ganas de matanza, pero me encontré escuchando sobre el comienzo de una historia de amor, la primera cita de una futura pareja.

Vaya, ese primer instante de emoción disipado por la realidad de lo soso de sus canciones. A pesar de todo, la semilla de la verdadera curiosidad estaba sembrada y pregunté si tenía más títulos peculiares de canciones y estos son algunos de los que recuerdo: «Como conocí a vuestra madre», «Reina Leia», «El Bosón de Higgs» y mi preferido, «Rocco Siffredi». 

Semejantes títulos demostraban una forma de ser cuanto menos peculiar y aunque las canciones no guardaran relación, me empezó a ganar para la causa, mi respeto hacía él aumentaba, ya no lo consideraba un soso y moñas cantante más, era un soso y moñas cantante con unos títulos muy buenos.

NUNCA ES TARDE PARA RECTIFICAR

El tiempo pasaba y a fuerza de seguir escuchándole de rebote de vez en cuando, comencé a fijarme en que las letras, en un principio para mí llenas de tópicos y con una supuesta profundidad que no era tal, comenzaban a tener su propio significado, un mensaje completo en cada canción que intentaba transmitir algo. Ya fuera o no de mi gusto, se apreciaba que existía trabajo de composición detrás, y ahí es donde llegó el punto de que al menos en lo artístico no volvería a discutir más que era un buen compositor con temas profundos y elaborados.

El remate llegó cuando, sí, amigos míos, acabó pasando…, mi amiga, en estos momentos ya más que amiga, consiguió convencerme para ir a ver un concierto de Iván en mi ciudad, una gira en honor a «Golpes Bajos», grupo gallego de la década de los 80, con su disco «Cena Recalentada». 

Y es aquí, en el que posiblemente sea su disco más movido y animado, donde empecé a notar que me gustaba la música y el propio concierto en sí. Me lo pasé muy bien y en los ratitos en los que Iván hablaba con el público descubrí que se trataba de una persona muy cercana, simpática, agradable y bastante «personaje» en el buen sentido de la palabra. Es tan peculiar en su forma de ser que incluso los gestos que realiza cuando canta hacen que destaque ese algo diferente del resto de artistas; destila personalidad.

Es por ello que hoy he querido realizar esta roscamendación. Si yo que he sido capaz de pasar de un extremo de la crítica a otro en el que podría escuchar sin ningún problema sus canciones y además disfrutando muchas de ellas para poder llegar a cantarlas, seguro que tú, lector, eres mucho más listo que yo y no te dejas cegar por una impresión inicial y eres capaz de disfrutarlo como se merece.

Esta entrada se la dedicó a mi sufridora favorita, que siempre ha aguantado todas mis bromas sobre Iván con mucha serenidad. Parecía convencida de que al final iba a terminar convenciéndome de que es él mejor, al menos, en cuanto a cantautores sosos se refiere.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *