Una velada en la librería Morisaki

Desde que terminé la primera entrega, “Mis días en la librería Morisaki”, estaba deseando que su autor, Satoshi Yagisawa, lanzará una continuación, ya que el final de la primera entrega permitía la continuidad de la historia. Ya, por fin, he podido leer «Una velada en la librería Morisaki» y os la traigo como roscamendación.

Al realizar mi crítica de la entrega original, quise destacar todos y cada uno de los aspectos por la cual la considero imprescindible. Son pequeñas y cotidianas historias que cualquiera podría vivir, lo cual hace que nos podamos sentir identificados con sus reflexiones y pensamientos. 

Nueva historia, misma calidad

La segunda parte es continuación directa en la trama. Realizando una pequeña elipsis temporal, ambas dos partes podrían unirse en una sola y constituir un tomo único, al mantener estilo y desarrollo del argumento. Por lo tanto, recomiendo encarecidamente no adentrarse en la segunda parte sin haber leído de forma previa la original. Considero que es imprescindible si deseas disfrutar la experiencia en su totalidad. 

Como pequeño resumen del argumento, la novela narra desde el punto de vista de una joven japonesa de Tokio, Tanako, su día a día. Ocupando un lugar primordial y siendo el pilar en su desarrollo personal, se encuentra la librería Morisaki. Es un pequeño negocio regentado por su tío Satoru de compraventa de libros usados. 

Detalles que marcan la diferencia

Ya que los patrones son los mismos entre “Mis días en la librería Morisaki” y la segunda parte “Una velada en la librería Morisaki”, no quiero resultar repetitivo y, por ello, destacaré lo que más me ha llamado la atención de esta segunda obra: 

  • Pequeñas perlas de literatura japonesa: Aunque no conozcas nada de la literatura del país nipón, la novela da la posibilidad de adentrarte en el universo literario japonés. La forma de presentar las curiosidades, de integrarlas en la historia (hiladas por tratarse de una librería) provocan que como lector desees conocer más acerca de las referencias y detalles que desgrana acerca de tal o cual autor, obra… 
  • Cotidianidad atractiva: Si la rutina diaria, en su mayor parte, es previsible y aburrida, “Una velada en la librería Morisaki” consigue que termines por amar el día a día de Tanako. Resulta sencillo identificarse con ella y logra que desees saber más de su existencia. Los diálogos sencillos y directos logran transmitir la realidad de la calle, en este caso, la cultura social japonesa. Además, como punto adicional, sirve para comparar los diferentes que son, en apariencia, las convenciones de una cultura como la japonesa comparada a la occidental. 
  • Saber apreciar a los que te rodean: Como bien desarrollé en la crítica a la precuela, el amor es el sustento que une los hilos conductores por los que vemos desarrollar la acción. En esta ocasión, el amor continúa siendo lo que permite que la trama avance. Aún así, consigue diferenciarse de la entrega original en destacar la importancia de valorar cada instante de nuestra efímera existencia. Es esencial asumir como natural cada etapa de la vida. 
  • Atractiva y simpática ilustración de la cubierta: Quería destacar el hecho de lo bonita que me resulta la ilustración de portada de la novela de la edición de bolsillo, editada por Letras de Plata. El color usado para representar las luces que iluminan tanto la librería como la habitación superior y los comercios adyacentes me resulta fascinante. Creo que Cristiano Guerri como director de arte de cubierta y Elisa Menini como ilustradora de cubierta han realizado un grandísimo trabajo. Si no se puede juzgar un libro por su portada, en este caso, ambos dos van en sintonía, retroalimentándose. 

Como roscamendación final, quiero que sepas, querido lector, que hay libros que tratan de ser grandes para impresionarte. Otros, siendo pequeños, saben que el buen perfume se vende en frasco pequeño; adivina de qué tipo es. 

Una Velada En La Libreria Morisaki
Tokio. En Jinbocho, el barrio de las librerías más grande del mundo, los días transcurren con tranquilidad. En las callejuelas alejadas del tráfico, la gente pasea curioseando entre centenares de libros, cómics, guiones de cine, folletos e incluso mapas hay variedad para el deleite de todo tipo de lectores. En la librería Morisaki, un pequeño negocio familiar, apenas caben cinco personas. Montones de libros atestan las estanterías hasta invadir todos los rincones del suelo y,…

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